La Imposibilidad Del Altruismo y Otros Comportamientos Desinteresados En El Marco De La Teoría Neoclásica
En especial, el presente trabajo centra su atención en las transacciones económicas basadas en comportamientos altruistas. Dichas transacciones son de especial interés porque el altruismo, desde la propia naturaleza de su definición, tiene como elemento fundamental al desinterés, el cual entra en contradicción con el axioma de conducta racional maximizadora de la teoría neoclásica del comportamiento económico, la cual ha sido dominante en el estudio del altruismo en Economía.
El análisis del modelo de Altruismo en la Familia de Becker (1981) –modelo base de todos aquellos trabajos que se inscriben en lo que Pena y Sánchez (2006) han llamado el enfoque egocéntrico- nos permite concluir que la explicación neoclásica de las transacciones altruistas cae en una contradictio in terminis o bien, en un proceso circular en el que el altruismo termina siendo explicado a través de su contrario: el egoísmo.
El tema trae a discusión el importante debate entre altruismo y egoísmo presente en la filosofía moral y en la economía desde su origen como ciencia pero que, a pesar de que economistas tales como Smith, Mill, Edgeworth, Wicksteed, entre otros, discutieron la importancia de motivaciones distintas del egoísmo, se dejó prácticamente de lado volviéndose dominante el supuesto de comportamiento egoísta en las teorías del comportamiento económico. Se plantea que la dominancia del supuesto egoísta se debe a dos razones principalmente: la constitución del mercado como objeto central de estudio en el que el intercambio mercantil es la relación económica fundamental y, el hecho de que la teoría de los precios ha sido asumida como una de las principales tareas de la ciencia económica.
La problemática a la que se enfrenta la teoría neoclásica del comportamiento en su afán de explicar transacciones económicas distintas del intercambio mercantil se asemeja a la llamada paradoja hedonista y su solución resulta crucial en tanto que la capacidad explicativa de la teoría económica dominante se limita significativamente al encontrarse con transacciones definidas por el desinterés que no puede explicar mediante el tradicional interés propio.